Claro que también estuvo la poesía, la que no escribí para los críticos. La que escribí para ella que no la considera cursi, y si es cursi no me importa porque de igual forma comparto con ustedes el poema que más le gusta.
(Esta foto nos la tomamos en el Parque de la Exposición hace unos de años, al lado de los gansos y patos)
LA TARDE
Cortejada por la esquina, me esperas, mientras la glorieta te adivina desde la plaza y el sol lame tu costado adelantando mis manos que te presienten. Con Vallejo llego cual estudiante para hablar con el pétalo y la espina, tu ola de silencio que inunda el malecón, y el susurro del mar que repite tu melena. Los urgentes versos atraviesan nuestras pupilas como lanzas ensartando maduros frutos, mientras la dorada estrella camina nuestro norte evaporando el néctar que ahogara las escrituras. Tus brazos no desean más la caricia ardiente del que esperan el mar y su triste isla, las bocas se comparten ante el crepúsculo, y un libro duerme con él entre sus páginas.
2004