miércoles, febrero 14, 2007

Valentín

No tengo la información de San Valentín porque nunca me importó. Tampoco me importó celebrar el día del amor porque creo que ponerle fecha de nacimiento al amor es ponerle edad y por lo tanto condenarlo a muerte. A mis cuarentaidos años (42) y después de haber amado y vuelto amar, lo estoy celebrando con Cecilia y no cambio de parecer. Igual me pasó con la navidad, que llegado un momento y luego de pasar las más inconexas noches, me hizo feliz compartir el contexto con los que amo, sin que eso signifique creer en un dios que nace y obliga a comprar regalos. ¿Tolerancia? ¿Vejez? ¿Sabiduría? ¿Adaptación al sistema? Solo sé que estoy muy contento de la sonrisa, el vino, la sonrisa, las flores, la sonrisa, los globos, otra vez la sonrisa, el te amo de todos los días, esta vez la risa, y el sexo, y el sexo y ... ese beso. Ponerle fecha al amor es condenarlo a muerte..... Pero es lindo celebrar el amor ... cualquier día. ................ todos los días.

Claro que también estuvo la poesía, la que no escribí para los críticos. La que escribí para ella que no la considera cursi, y si es cursi no me importa porque de igual forma comparto con ustedes el poema que más le gusta.


(Esta foto nos la tomamos en el Parque de la Exposición hace unos de años, al lado de los gansos y patos)

LA TARDE

Cortejada por la esquina, me esperas, mientras la glorieta te adivina desde la plaza y el sol lame tu costado adelantando mis manos que te presienten. Con Vallejo llego cual estudiante para hablar con el pétalo y la espina, tu ola de silencio que inunda el malecón, y el susurro del mar que repite tu melena. Los urgentes versos atraviesan nuestras pupilas como lanzas ensartando maduros frutos, mientras la dorada estrella camina nuestro norte evaporando el néctar que ahogara las escrituras. Tus brazos no desean más la caricia ardiente del que esperan el mar y su triste isla, las bocas se comparten ante el crepúsculo, y un libro duerme con él entre sus páginas.

2004

jueves, febrero 08, 2007

Teresa

Se cumplen tres años de tu partida, abuela, mami Teresa, te extraño muchísimo.


Ya no saludas abuela desde la cama, ni el pasadizo calza tus pasos cortos, el aire no respira tu canto, ni mis ojos tu mirada buena. Te llevaste tus memorias de Ayacucho con puca y carnaval, dejaste un amor inmortal y una canción incompleta, canción que aún resuena en el eco de nuestros cuerpos vacíos de tu risa grande.


partida

“apenas perceptibles
escucho tus palabras”
sui géneris

tonadas lejanas
habitan el espacio
entre mi húmedo mirarte
y tu inmóvil verme.

mis dedos susurran
melodías hacia tus cabellos blancos
y peinan la inaceptada pena.

en este solitario canto
que débil oyen
nuestros ojos extinguidos
y ya no siente
nuestra sombra compartida,
te vas abuela
apagándote en mis manos.