Acabo de escuchar en el noticiero que José Watanabe ha muerto. Estoy perplejo.
Sufría de cáncer al esófago.
A menos de un año de la partida de Guevara, la muerte se vuelve a ensañar con otro de nuestros poetas mayores, y digo mayores por la importancia, porque Watanabe era un hombre joven, demasiado joven para morir.
Reviso sus poemas y se me ocurre que tal vez en su lecho recordó este poema que escribió en Cosas del cuerpo
"Nuestra Reina"
Blanco tu uniforme y qué rosada
tu piel
Entonces tus vísceras deben ser azules, doctora.
Eres nuestra reina.
Los enfermos estiramos las manos atribuladas
hacia ti, en triste cortejo.
Queremos tocarte cuando cruzas los pasillos,
altiva,
docta, saludable, oh sí, saludable,
con tus vísceras azules.
Imaginamos a los doctores a salvo de nuestros males,
pero si el conocimiento no te exime
y también te mueres, serías una bella
muerta. Tienes
nariz alta, boca
que cierra bien, que se sella,
párpados tersos, largo cuerpo para ser tendido
voluptuoso
sobre una mesa de hierba.
También así serías nuestra reina
y seguiríamos estirando las manos
ya tranquilas y con flores
hacia ti, nuestra última señal de gozo.
1 comentario:
adiós Wata
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